5 nov 2007

DeSpErTaR


El hambre la despertó. Estiró su cuerpo lo más que pudo y soltó el aire. No sabía si levantarse a tomar un vaso con leche y galletas, o intentar volver a dormir. De pronto una fuerza casi involuntaria la tenía sentada en la orilla de la cama. Miró a través del cristal, Sus ojos fueron sorprendidos al contemplar cómo los gigantes perennes despertaban. El aliento condensado de aquellos titanes del bosque se elevaba al cielo azul y profundo. Apenas si veía el sol en el horizonte. Sus rayos, difuminados de rojo a amarillo, teñían todo a su paso. Los encaramados de plumas llenaron el silencio con un canto taciturno. A Manzanita no le alcanzaban sus ojos almendrados para contemplar tan hermoso fenómeno. Se puso de pie y camino hasta el balcón. Abrió de par en par los ventanales. El viento llego con fuerza hasta ella. Le pegó el camisón de algodón al cuerpo, dejando notar una bella silueta. Un sonido le hizo salir del encanto de aquel amanecer. Volteo hacia los aposentos. Unos ojos castaños la miraban con toda la luz. Ella corrió hasta la cama. Depositó un beso sobre los labios de aquel cuerpo cubierto con sabanas. Manzanita le sonrió. Le dio los buenos días. Él la tomó de la cintura, y con una sonrisa despertó.

CaMarA de AmOr

CaMarA de AmOr

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