29 may 2006

(Clío) Tercera parte de Aún recuerdo aquel...


Clío


Pasaron los días como transcurre la fila interminable de las hormigas, y en su carga, sólo llevaban el recuerdo de aquella chica chica que me gustaba en la Universidad y que hace algunos días había vuelto a ver en la parada del Pumita. El rencuentro comenzaba a pesar en mi mente, por algunos instantes le quise dar crédito al destino, pero no puedo creer en esa idea que bien plantea Saramago en unas líneas que de forma irónica dicen: “Su destino fue trazado desde el principio de los principios”, a Jesús que está crucificado. Pensé en los hechos anteriores y concluí que esta vez no iba a perder mi oportunidad de abordarla. Sabía que para cumplir con ese plan tenía que marcarle, así es que por las noches buscaba la agenda que se pierde entre la montaña de libros que están en el escritorio, la abría y ahí estaba, su letra hacía resaltar su nombre y número telefónico entre los demás; entonces meditaba por unos instantes y volvía a cerrar la libreta, no sé si por cobardía o por prudencia, si era por prudencia, se resume en cobardía. Repetí esta escena muchas noches, y si la memoria no me falla, tal vez fueron por quince lunas, hasta que sin meditarlo marqué su número. El primer timbrar me asustó, entre éste y el que seguiría tomé aire profundamente, exhalé despacio, y justo en ese instante me contestó una voz juvenil, sin duda era ella, pero para no errar le solicité. Mi voz quebrada me podía delatar. Traté de controlarme y con una voz segura dije ─ Me comunica con Clío por favor ─ acto seguido, escuche una risa discreta, quizás, por mi solemne petición, y contestó con un, cómo estas, y agregó mi nombre. Mientras la escuchaba contándome sus días, su voz me trasladaba a un mundo ajeno a toda realidad y antes de perder esa sensación, le pedí que saliéramos el próximo fin de semana para charlar con más calma, y sin pensarlo aceptó como quien acepta su vida.

Llegó el sábado, era cerca de medio día. Mi destino… la estación del metro General Anaya. Salí buscando lo que aún no tenía. Caminé hacia el reloj y ahí estaba; con su cabello suelto. Me acerqué y justo en ese instante nuestras miradas se cruzaron. Los vagones parecían ir despacio, la multitud que nos rodeaba en esos instantes fue imperceptible. Su aroma llego hasta mí. Sus labios se posaron como una mariposa en mi mejilla, mientras su boca me hizo preso al pronunciar mi nombre.

Salimos dirección el Centro de Coyoacan. Caminamos por las calles retorcidas de la Conchita hasta llegar. Paramos en un café, nos sentamos frente a frente. Platicamos por varias horas. Le escuché con atención y pude notar que no tenía novio, mucho menos a algún pretendiente en puerta. Entre los temas que tocamos, salió el de las fiestas de fin de año y como y estaría solo la invité a cenar conmigo. Le di mis teléfonos para que me avisara. El timbre nunca se escuchó. El frío del invierno es lo único que pasó.

Un nuevo año comenzaba. Yo quería cambiar con el tiempo; olvidarme de los desamores pasados, de las desilusiones vividas, concluir con los proyectos que ya se habían prolongado; en pocas palabras, pensé que este era mi año; por lo que decidí invitar otra vez a Clío.
Tengo muchos recuerdos con ella: Las tardes en el Centro Histórico, caminando entre la multitud; los momentos tranquilos en cualquier cafetería; las charlas sobre la existencia; los intercambios culturales de literatura; los días de cine; pero sobre todo, su mirada, su voz que envuelve, su aliento incitante, su cuerpo lejano al mío y yo… con los deseos de ser en su vida, algo más que un amigo.

Transcurrieron los meses. Y llegó la primavera, acompañada de sonrisas, de sueños por concretar, de ilusiones por vivir. Pasó mi cumpleaños y me decidí a marcarle a Clío. Nadie contestó. Insistí pero estaba dormida. El teléfono me pareció frío, distante; volví a marcar, en esta ocasión se escucho un: ¿Cómo has estado? ─ La charla amistosa y bien recibida. En esta ocasión la invité al cine y aceptó como quien acepta ser feliz.


Al día siguiente ella pasó por mí cerca del trabajo. No habíamos comido y repuso que lo hiciéramos en su casa. Descubrí el camino que me guiaría en futuros encuentros a su morada. Ella, de una forma muy atenta, compartió la comida; yo comí poco, pero quién se da a conocer tan rápidamente. Salimos en busca de una película. Nuestro destino… la Cineteca Nacional. Decidimos la proyección de esa tarde, y como nos sobraban unos instantes antes de la película, pensé que tenía el tiempo justo para decirle lo que sentía por ella. Tomamos lugar en una cafetería y compartimos un café moka. Platicábamos, ella movía sus labios, yo sólo les miraba con la impaciencia de besarlos. Tomé una bocanada de aire y abruptamente le dije: ─ ¡Me gustas mucho! ─ El silencio nos rodeó hasta que ella con toda calma, y de forma retórica lo rompió ─ ¿Y? No has preguntado nada─ Me sentí estúpido por un instante, pero logré rectificar diciendo ─Es verdad; me gustas mucho y me gustaría ser algo más que amigos─ Mientras esperaba, sus ojos brillaban y mi corazón repetía el constante sonido del gotear en una sala vacía; y contestó: ─Está bien, pero vayamos lento─ Afirmé con la cabeza. Miramos al reloj. Pedimos la cuenta. Nos levantamos. Me miro. La abracé. Aún recuerdo su figura entre mis brazos. Se acercó, y envueltos en los hilos de luz que colgaban de la copa de un árbol, pactamos; al fin pude sentir sus labios tibios. Lo dicho, el tiempo justo para el amor.

4 comentarios:

carlarojasz | artifier dijo...

uuuuuuuh!... la tristeza de la vida...

Por alguna razón cuando mencionaste cineteca, coyoacán, me hiciste recordar algunos ayeres....

abrazo exprimidor.

OzHoMaTli dijo...

Gracias Athewa, el abrazo logró traspasar la fibra optica para llegar a envolverme jajaja.
Pues espero que la historia te haya gustado. No sé si notaste que Clío solo es una parte de todo un cuento que se parte.
Bueno, si te latío espero que leas toda la historia un día de estos.
Un abrazo y gracias por tu comentario

Anónimo dijo...

si... si lo noté.. pero como lo primero que buscaba con ansia loca era el codiciado "clío", pues me le fui encima luego luego...

je

Pero ya tendrás noticias de mí...

bueno... me voy..
bye

OzHoMaTli dijo...

ok...

Estamos en contacto y espero que no te desepcione la historia.

Jajajaja

Ciao

CaMarA de AmOr

CaMarA de AmOr

cIrCuLo