2 jun 2006

Ahhh qué vida


Cerró de golpe la puerta, dejando atrás el sitio donde se resguarda. Y emprende la caminata cuesta abajo por una calle zigzagueante; durante el descenso, va observando los valles verdes, el terreno aún muestra las marcas de la tormenta nocturna, el sol apenas si se asoma entre la cortina de nubes, y una brisa fresca, que pasa repentinamente, le hace sentir despierto. El cuadro le recuerda a los días de Xalapa. Dobla por derecha y luego a izquierda para tomar la calle principal del pueblo; en la parte media del cerro se encuentran las casas grandes, pues hasta caballerizas tienen, y después de andar unos metros logra llegar a la parada del transporte público.

Parece un día normal. Sube al camión y paga la cuota para llegar al D.F. Ya no alcanzó lugar, tras de él subieron otras personas, se apretujan en el pequeño espacio, como si formaran una amalgama viviente, para dar espacio a una señora con bebe en brazos. Y como de costumbre… nadie sede el lugar; una Cabecita-Blanca se levanta con esfuerzos de su asiento y le indica a la chica que tome su lugar; nadie se sorprende, al contrario, las personas hacen como si no hubieran notado lo sucedido. Otra señora baja más adelante, y nuestra heroína verá recompensada su buena acción del día, ya que nuestro joven protagonista, le indica que tome asiento; es muy tarde, la señora contesta que bajará en la siguiente esquina, y una joven atractiva se hace del lugar recién desocupado.

El chico sigue de pie y aún va apretado en la parte media del pasillo. El niño que va a su lado lo ha golpeado una y otra vez con su mochila durante todo el trayecto, pues va bailando con su hermana las canciones del radio. Un señor despierta incorporándose rápidamente, en su desesperación por bajar anda sin cuidado y le acomoda al joven tremendo pisotón.
Al fin llega a la estación de metro Cuatro caminos, y a empujones logra bajar. Entra a los andenes. Se abren las puertas del metropolitano, esta vez logra tomar un asiento. El transporte da marcha y con el su lectura. En ocasiones lee una novela, otras un cuento o algún ensayo. El tiempo se le va entre anuncios de alta calidad que son para el amigo, la novia, y hasta hay para la suegra.

Después de u largo recorrido llega al trabajo. Saluda a sus compañeros; terminados los protocolos sociales va con su jefe para hacer entrega de su propuesta de proyecto, y este le hace ver que hay cosas que aún no están claras. Sin más que decir se regresa a su lugar para poner en claro sus ideas. ”Con esta si me voy a dar a conocer en grande La fama es mía Al fin tendré dinero para vivir decentemente”.

La jornada laboral ha terminado y emprende el camino a otra pinchita, pues el dinero nunca es el suficiente. Una parte del trayecto la comparte con una compañera a la que le trae ganas desde hace tiempo. Van platicando, cuando de momento lo patean, el voltea y mira de reojo a un hombre de bata blanca (probablemente un médico), y sin darle importancia a lo ocurrido sigue caminado pero el sujeto lo vuelva a golpear y nuestro joven amigo se voltea preguntando: ¿qué pasa?; el sujeto de blanco lo ve con enojo y su compañera le devuelve la mirada de la misma forma. Ambos sólo ven al tipo alejarse y se preguntan qué le sucede, acaso esta neurótico... El tiempo no les deja concluir. Se despiden y cada quien toma su rumbo. Él saca su cartera y se da cuenta de que no tiene ni un duro para comer “Carajo, y todavía tengo que ir a la otra chamba”. Llega a su trabajo y le indican después de dos horas de espera que no hay nada para hoy. Cansado y hambriento se encamina al metro, cuando de momento lo sorprende una tormenta, de esas donde el cielo se desgarra. Llega empapado a la entrada del metropolitano y se acuerda de que no tiene ni para el boleto. Se pone a pedir unas monedas bajo la lluvia, pero lo único que recibe son insultos, después de una larga espera y todo empapado logra juntar los dos pesos. Compra su ticket. Espera a que arriben los vagones. Entra y la gente lo recibe con empujones para evitar ser mojados. Llega a la estación de donde partió en la mañana. Sube a su camión. Toma un asiento. Unas cuadras más adelante sube la Cabecita-Blanca y no le queda más remedio que ceder su lugar. Va parado. Siente que los pies le arden como si caminara sobre carbón. Llega al pueblo, pero aún le falta subir la colina para refugiarse en casa de la tormenta que lo ha acompañado desde que salio de su segunda pinchita. Al fin logra llegar a su casa. Abre la puerta y de inmediato se dirige a la recamara. Se desnuda para tomar un baño. El agua corre y con ella se va el recuerdo del día agitado. Sale de la ducha. Se pone su pijama y se recuesta sobre la cama. Mira al techo y con una mirada perdida en la inmensidad del cielo que asoma un tragaluz concluye “Y todo esto por los cuatro mil pesos al mes, aahhh, qué vida


8 comentarios:

YKR dijo...
Este blog ha sido eliminado por un administrador de blog.
YKR dijo...

Tienes razón Ozhomatli: en este mundo ya casi no hay lugar para la cortesía y el trabajo es alienante.
Ánimo.

OzHoMaTli dijo...

Donde vamos a parar mi buen Ícaro.


¡¡¡¿Donde?!!!

Anónimo dijo...

este es el q más m gusta de todos, es más hay dos q tres cositas q m cautivaron.

Anónimo dijo...

ahhh se m había olvidado decir, q "q envidia me dan con sus blogs"

OzHoMaTli dijo...

Gracias Deniche, espero cautivarte con alguna otra cosa después (uuyyy y no defraudar) Jajajaja.
Pues es divertido tener un blog, escribes tonteras y yap, si gustan es super chido, y si no atrapan no pasa nada.
La chido es que me divierte

carlarojasz | artifier dijo...

áááándale... yo por ejemplo, antes era de que no contestaba los comments y así.. y luego pues como que sí decía: uuh.. todos tienen listas enormes y yo no.. pero pues ya le empiezo a agarrar más la onda y la verdad los que hay son buenos y con eso se me pone una sonrisa de oreja a oreja...

En cuanto al post-post-post, hay un par de cosas que decir: 0o0odio Xalapa... no sé.. igual porque de peque fui a pasar año nuevo con la familia del tío del primo y pues todos bien adultotes y escuchando por el radio el 10, 9, 8... ¡Feliz año!.. y como que me trae malos recuerdos...

Eso y que una vez en la plaza estaban bailando danzón todos y una paloma me dejó su regalito.. y pues yo toda pequeña dije:

-ceniza de cigarro?

y que la agarro.. y ya cuando ví que noooo era ceniiiiizaaaa... que s ela embarro al suéter de mi abuela.. jojo...

aaah que días...

De todos modos no me gusta Xalapa....

y del metro.. pues hay un par de cosas:
has visto que en los vagones de puuuuras viejas es la agresividad potencializada?... cuando crees que no cabe naaadie más, entran otras 5 y así?

y bueno... eso de los pies cansados y los que no ceden el lugar... todos hemos sido de los dos tipos: los cansados con caras de pocos amigos con cara de uh!, uh! yo quiero su lugar... y los que estamos sentaditos sentaditos viendo como dicen con los ojos uh!, uh! yo quiero su lugar...

Caray!... el metro.

OzHoMaTli dijo...

Pues dos cosas:
1) Jalapa me gusta por su clima, esa selva donde siempre llueve y hay sol, el caminar por las noches en sus calles coloniales que apenas si se ven por la neblina que cubre todo el centro de la ciudad. A mí me da nostalgia cuando veo un lugar lleno de tantas tradiciones, como: el andar en sentido contrario, de las chicas y los jóvenes, en los parques; las reuniones en los cafés con los amigos para charlar, esas cosas me gustan. Pero creo que cuando has ido con las personas equivocadas y/o te han pasado cosas tan desagradables, a muchos no les darían ganas de volver a esos parajes.
2) Pues tienes mucha razón, creo que todos hemos sido de los que dan y quitan el lugar. Y no es que busque justificar esas conductas, pero el maldito ritmo de vida de esta ciudad para ganarse la vida y "sobrevivir", ya que el mísero sueldo no deja "vivir", y los largos recorridos de un lado al otro de la ciudad para llegar al trabajo, a la escuela o con los amigos, ¿TODO ES UN CAOS!. Tal vez eso justifica la tranquilidad de una ciudad colonial como Jalapa.
Gracias por tus comentarios, me gustan y es lindo saber que alguien te lee.

CaMarA de AmOr

CaMarA de AmOr

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